Por Ascanio
Hemos llegado
a un momento crítico y la política del Perú debe cambiar. La oportunidad que
tanto anhelamos no es la que se espera permaneciendo sentados, creyendo que
esta llegará en algún momento de nuestras vidas caída del cielo. Si hay algo
que no debemos hacer es, precisamente, permanecer con las manos cruzadas.
El Perú
necesita una profunda reforma política, establecer cosas nuevas con respecto a
la función del gobierno y de las instituciones del Estado. Sin ese paso
valiente y audaz, todo lo que nos da miedo y asco, permanecerá ahí, coactando
cada vez más nuestra libertad. Y llegará el día en que el crimen organizado que
se ha apoderado de nuestro país, cierre el cerco de manera total, que cada uno
de nosotros se encontrará completamente solo e incapaz para hacer algo.
Durante
siglos se nos ha hecho creer que la Democracia descansa en las personas que son
puestas en el poder y que en nombre nuestro deciden el destino de cada uno
de nosotros. ¿Puede alguien, con un poco de sentido común, creer eso? Claro que
no. Por eso, esta supuesta Democracia nunca ha funcionado, porque no lo es.
El gobierno
es el problema. Nosotros no tenemos decisión en este y mientras eso no suceda,
lo que más nos conviene es algo que nunca le interesará al gobierno. Por eso, nunca
hemos logrado bienestar real y continuo.
Llega el
momento del ciudadano, el único que realmente puede en conjunto con el resto,
crear por primera vez el sistema democrático que el Perú nunca tuvo. Y la de
conformar una verdadera clase dirigente, emanada del pueblo. ES EL MOMENTO DE
CORTAR DE RAIZ CON LA CLASE DOMINANTE QUE NOS HA GOBERNADO DURANTE SIGLOS, SIN
DERECHO REAL ALGUNO Y SIN BENEFICIO PARA NINGUNO DE NOSOTROS.